domingo , 19 mayo 2024

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El pastor mentiroso

Apacentando un joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: “¡Favor! que viene el lobo, labradores”. Éstos, abandonando sus labores, acuden prontamente, y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a clamar, y temen la desgracia; segunda vez la burla. ¡Linda gracia! Pero ¿qué sucedió la vez tercera? que vino en realidad la hambrienta fiera. Entonces el zagal …

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El león y la zorra

Un león, en otro tiempo poderoso, ya viejo y achacoso, en vano perseguía hambriento y fiero al mamón becerrillo y al cordero, que, trepando por la áspera montaña, huían libremente de su saña. Afligido del hambre a par de muerte, discurrió su remedio de esta suerte: Hace correr la voz de que se hallaba enfermo en su palacio y deseaba …

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El león y el ratón

Unos ratoncitos, jugando sin cuidado en un prado, despertaron a un león que dormía plácidamente al pie de un árbol. La fiera, levantándose de pronto, atrapó entre sus garras al más atrevido de la pandilla. El ratoncillo, preso de terror, prometió al león que si le perdonaba la vida la emplearía en servirlo; y aunque esta promesa lo hizo reír, …

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El león y el pastor

Yendo un león por una montaña erró el camino, y pasando por un lugar lleno de zarzas, se le hincó una espina en la mano, de tal manera que no podía andar por el sumo dolor que le causaba. Yendo así encontró a un pastor, y llegándose a él, comenzó a menear la cola, teniendo la mano alzada. El pastor …

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El hombre y la culebra

Un hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó. Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello. El hombre, sorprendido, le dijo: – ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal? …

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El cuervo y la zorra

Erase en cierta ocasión un cuervo, el de más negro plumaje, que habitaba en el bosque y que tenía cierta fama de vanidoso. Ante su vista se extendían campos, sembrados y jardines llenos de florecillas… Y una preciosa casita blanca, a través de cuyas abiertas ventanas se veía al ama de la casa preparando la comida del dia. -Un queso!- …

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